EL AMOR DE LOS QUE ESCRIBEN

A veces soñaba con tus besos,
sin temor a la nada
de tu ausencia inexplicable.
Otras veces, perduraba
en el borde del tiempo,
amaneciendo mis nostalgias
en el brazo de los ríos.
Y otras, pocas veces, era feliz
de saberte despertada,
con las manos en el aire
que todo lo contiene,
en esta bella vista
de lecho blanquecino.
Tu amor,
labiando imperfecciones,
era la razón de mis ideas,
el centro del deseo.
Yo sabía que todo acabaría,
como saben los astros
su paso por el cielo.
Yo soñaba presagios imposibles,
arterias indultadas,
de negros sicofantes.
 
El amor, amada mía,
siempre termina,
según dicen los que escriben.
El amor de los que escriben,
según dice las verdades,
siempre duele
cuando acaba.

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