EL VIAJE


















EN la ochava del vértigo
espero con ansia el viaje,
hombre marrón que observa,
la luz que tensa la espera.
El rojo cordel que acaba,
desvela lienzos de antaño,
voces simples, conocidas,
que amasa el hombre madera,
en noches de rostro claro.

Un pájaro oscuro vuela
sobre la cresta del monte
y salta de rama en rama,
como un recuerdo sombrío.

Ayer, hoy, mañana,
son sólo partes de un prisma,
que trae al torso las nubes,
entre tus brazos y el frío.

Reina del bosque:
                       Resguarda mi piel, de los dientes del miedo. Templa mi rostro, hazlo breve, sin esquinas. Quiéreme en tiempo sabio, sin pausas ni miramientos. Ama mi cuerpo y afina mi voz si duda. Engrosa mis versos, suaviza mi ceño y deja que el viento pliegue su cuerpo, que gira en la eternidad o en las aceras de un parque, donde todo, de una vez, acaba saliendo a la luz.



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