PALOMA DE LA NOCHE

Entrada la noche, 
escucha otra vez esa voz que la nombra.
Ella, la noche, 
entra por sus poros o sus dedos, 
se deja estar sin más 
en el cuerpo de la mujer 
que viste palomas en la frente.

Ahora sueña el sueño concluso,
mientras, otra vez, oye su nombre
grabado en un tapiz de alpacas
que pastan en el valle siempre verde. 

Es su mejor sueño.
Por eso, cada noche, 
antes de perderse 
en el transcurso de lo eterno,
se deja caer, mecer en él,
que sabe su nombre y la nombra,
con la tenacidad de los ríos
y la violencia de los truenos.

Una paloma oscura muerde su pelo
afila sus alas en su fémur
y desgrana su llanto tantas veces...

-Shhhhhhhhhhh....
...vuela, paloma oscura
y no afiles tus alas en mi bronce.
Mañana, partida la noche,
te dejaré otra vez tensar la cuerda.
Hoy, esta noche, 
déjame soñar mi mejor sueño
y vestirme de gala,
como cuando antes te veía,
de espaldas, llamándome despacio,
en el sintiempo  lunecido del abismo.

 
 

 

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