UN ADIOS

DESDE un espacio sin margen,
desde un balcón inasible,
desde los ojos cerrados
y mis caricias cercanas,
yo te propongo sin tiempo
enarbolar mis deseos.
Desde el rincón de la hojas,
desde mi caja de sueños,
yo puedo ver tus rincones
y adivinar mi desdicha.

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