CAíDA LIBRE

Rodea mi pecho
el aguijón de lo imposible.
Yo me sesgo despacio
aliándome al destino
sin más conocimiento
que un fracaso.

Arquean mi cuerpo la desidia
las culpas
los olvidos
y sigo transitando
andenes ya marchitos.

Alguna vez creí.
Eso sin lugar a dudas.
Alguna vez también volé
y era parte del viento
del canto en los trigales
hasta que mi corazón
hendido de traiciones
optó por detenerse
y se quedó en silencio.

Hoy veo el mundo todo gris
la cuerda enmarañada
sin más razón que la partida
sin más destino que un instante
y sin más tiempo.

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