FINAL

Abro los brazos al abismo,
al cuerpo efímero del sur.
Estoy solo, ante la tersura
de tu cráneo, de tu fémur.


Estoy de dientes raído
sin risa, acodado en el vientre
de una serpiente que baja
por el río de mis ojos.


Y por delante las luces
mutan en desamor, en
un acto reflejo del destino,
que se lleva por delante
los bosques, los lagos,
el amanecer y tu vida.


Descansa, por fin en paz
hermano mío.

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