MUJER EN EL TRUENO


LA MUJER dedos-sol,
disemina la hojarasca,
húmeda a esta hora,
buscando una emoción
que se cayó de su entrecejo
la pasada madrugada.

Desde entonces,
su rostro va olvidando contracciones,
vocablos que antes declamaba
sin premura, dentro del útero azul
de las sábanas frescas, en el alba.

Recuerda haber gemido,
o tal vez haber aullado,
posados sus ojos en el cielo,
cuando empezó
a sentirse ausente de sus aguas,
de los acantilados
que la hacían ver-tigar,
resplandecer en su país
de sombras agotadas.

Y así,
sus dedos de solylluvia,
no se cansan, ni se duermen,
aunque ella ya descansa.
Siguen, en el vientre de los truenos,
buscando la emoción del entrecejo.
ESE es, a todas horas, su destino.

Comentarios

Entradas populares