EL BUEN DOMINGO

BUENOS, 
amanecidos domingos al mundo.

En un instante, mis piernas,
cual columnas de tierra,
herguirán, de lleno mi torpeza.

Carlos,regresa hoy a Sarajevo, 
con apenas deseo, con deficiente
hilo de luz:
 Duro el trabajo en tierra diferente, hostil, donde aún resuenan los gritos de la guerra, el estruendo de millares de huesos, quebrándose al unísono. 

Inés dice que es bello, 
que le transmite paz 
y la incita a crear sus líneas finitas,
a pintar con la luz sobre el sensor
de su cámara incierta, 
morfologicamente creciente.

No los veía hace meses, y justamente ayer, al llegar y abrazarlos, un torrente de alegría entró por mi sangre. 
En este mundo globalizado, unido por el incesante dios de las injurias, comprimido en formato panorámico, otra vez las manadas tienen que moverse para sobrevivir y resistir. Ya no hay hemisferios. Los que vinimos a este, ahora abandonados por el estado del bienestar, regresamos algunos, al origen, para recuperar un algo, parecido a la ilusión. Unos se reintegran y otros se quedan en austral. En mi caso, a veces pienso en volver, porque una parte de mi vida se quedó alli, pero esa parte, se achica en proporción inversa a la de aqui. Llevo ya veinticuatro años y muchos versos paridos en España, aunque a veces, esté solo. Y qué decir del marginado, olvidado africano que cruza los desiertos para alcanzar la oscura sima de altamar, atormentandose, viviendo y muriendo indignamente, estafados por las mafias que a la deriva los dejan, flotando en el mar, ansiando llegar a países que no quieren recibirlos ni en postal. Todo se mueve, incluso lo único que el ser humano considera inamovible: la tierra. Todo cambia: el color de mi sonrisa, o el largo de mi frente. Por eso hoy me visita la verdad sin miramientos, y me lleva ante el espejo, y me interroga: ¿te ves, eres el cabecita negra de hace años? Yo le respondo que no y recibo un golpe en las costillas: mentiroso, dice la verdad. A veces te sabes austral y te mientes, desgraciado. Tus hijos son de aquí. Trajiste tu semilla a una madre española, mentiroso. Y tus hijos son raíz, de la que agarra por el alma.
¿Sos español, boludo? A veces, respondo ya sintiendo el golpe en el ombligo. Sí lo eres, no por sangre, mentiroso, pero en parte,  sí por alma. Mirate, infeliz: este país te salvó de la historia, te devolvió la voz que ahora dices, te acogió como a otro uno de sus hijos. Desagradecido, imperfectamente soberano de tu propia soberbia. Derrama tu sangre, tus cenizas en tu pueblo que ahora sufre, gimiendo de mentira y de dolor. Abre tu costal, afina los afectos y lucha junto a ese pueblo olvidado, de casi cinco mil almas,  que tanto te dio. Saluda a sus hombres y mujeres, ayuda a los tristes escritores de ladrillo. Te guste o no, eres parte ya de ellos, mentiroso desagradecido. 
Cansado, hastiado por mi ombligo, me siento en una silla desfondada y me pongo a recordar al poeta Juan GELMAN, también fallecido fuera de su patria. Cojo su libro. Se llama Mundar, vaya nombres, y releo por vez milquinientas el poema MI BUENOS AIRES QUERIDO. Entonces, la verdad, cansada regresa para despedirse y decir: lo ves? Ese poema, esa certeza y esa mentira, ese, sos vos.


EL CORDERO NO ES DE DONDE NACE, SI NO DE DONDE PACE.    Dicho popular español 

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